Las señales de tránsito mejoran la convivencia y la seguridad en la vía pública Para que los ni ñ os las acepten y aprendan, se requiere del ejemplo de los adultos y especialmente de sus padres.
Por desgracia las estadísticas de accidentes viales muestran que muchas de sus víctimas son niños, principalmente al cruzar las calles, por no llevar las sillas protectoras en los automóviles, por ir en la parte delantera del coche sin utilizar el cinturón de seguridad y, en muchos casos, porque el transporte colectivo no presenta el mínimo de
elementos de protección para los pasajeros y los pequeños pueden ser los más vulnerables.
Si bien la educación vial no exime de tener un accidente o contratiempo de tránsito, al menos garantiza que se está formando una cultura de la circulación, que a mediano y largo plazo redunde en beneficios de convivencia y en un ambiente más seguro para niños y jóvenes.
Esta labor educativa debe empezar desde el hogar, por lo que un programa de educación vial y acciones encaminadas a la prevención de accidentes debe comenzar por involucrar a los padres.
¿QUE PODEMOS HACER?
El primer objetivo de la educación vial es proteger la vida y la integridad física de las personas Afortunadamente son muchas las cosas que podemos hacer para empezar a transmitir la cultura vial, evitando accidentes.
El reglamento de tránsito es casi desconocido para la mayoría un buen principio es conseguirlo y leer algunas de las reglas que se considere pueden servir a los pequeños para identificarlas mientras circulan y observan a peatones, autos y camiones.
Un programa de educación vial debe estar adaptado a las necesidades del lugar donde se vive y a los peligros a los que está expuesto el pequeño no es lo mismo vivir en una gran urbe, con muchas calles de diferente flujo de tránsito en un pueblo donde la calle principal es la carretera y los coches circulan a grandes velocidades o en una pequeña ciudad o colonia, donde el tráfico no es tan intenso.