Los explosímetros son aparatos para medir las concentraciones de gases y vapores inflamables.
Cuando ciertas proporciones de vapores combustibles se mezclan con el aire y existe una fuente de ignición, se puede producir una explosión. Los límites de concentraciones sobre los que ocurre esto, se denominan límite de explosión, e incluye todas las concentraciones en que se produce una chispa o fuego cuando la mezcla entra en ignición. La menor concentración se conoce como límite inferior de explosión (LIE) y la mayor, como límite superior de explosión (LSE).
Las mezclas inferiores al LIE son muy pobres para combustionar y las mezclas sobre el LSE, son muy ricas. En los instrumentos más simples (explosímetro), sólo se proporciona una escala, generalmente con lecturas de 0 a 100% de volumen del LIE.
Para representar los gases combustibles o grandes concentraciones de gases, se usa el porcentaje del volumen, en donde 1% de volumen corresponde a 10.000 ppm.
Estos equipos no detectan la presencia de neblinas explosivas, combustibles ni atomizadas como aceites lubricantes y polvos explosivos, debido a que estas mezclas son retenidas en un filtro de algodón. Si ellas entraran en el explosímetro, podrían contaminar el catalizador de platino.
Los explosímetros permiten obtener resultados cuantitativos pero no cualitativos. Es decir, es posible detectar la presencia y concentración de un gas o vapor combustible en una composición de gases, pero no se pueden distinguir las diferentes sustancias presentes.